Y no están precisamente baratas, no. Que te meten unos sablazos por cada botella que se te queda una cara de primo...
Y cada vez hay más sitios de estos. El viernes sin ir más lejos estuvimos en la terraza del hotel Oscar en Chueca, que aunque en pequeña escala se quiere dar un aire.
Bueno, a ver cuando preparan uno en Logroño...
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