lunes, 10 de enero de 2011

Corriendo por el mundo

Estos días estoy leyendo un libro de Haruki Murakami titulado "De qué hablo cuando hablo de correr". En japonés 走ることについて語るときに僕の語ること. Un libro en el que cuenta su experiencia durante 25 años como escritor/corredor.
Yo, como Murakami, descubrí el placer de correr relativamente tarde, y sin embargo es algo que se ha integrado perfectamente en mi vida. Quizás sea por la sencillez (no se necesita casi equipación, ni compañeros, ni tiempo para prepararse), o por lo que despeja la mente, o porque correr es una de las actividades más primarias que hay; pero hay que reconocer que engancha.Y otra de las cosas que más me gusta de correr es que puedo compatibilizarlo con mi otra actividad favorita: viajar.

Para mí, el hecho de despertarme en cualquier ciudad del mundo, ponerme las zapatillas y salir a correr antes de desayunar es todo un placer: correr por el barrio de Jaifa esquivando a los mercaderes del zoco y terminar dándote una ducha en la playa de Tel Aviv, subir y bajar las colinas de Ciudad del Cabo descubriendo las playas, disfrutar de un amanecer en la Corniche de Beirut y desayunar en un café en la zona musulmana, perderse por las callejuelas y parques de Tokio y tener que volver al hotel usando el GPS, correr entre viñas y canguros, sentarte a echar un trago de agua y ver un koala. Eso es una pasada.

Hace unos días se me ocurrió que una cosa bonita para este año que empieza sería correr 2011 Km, pero eso es casi como hacer una maratón por semana. Así que creo que voy a dejarlo en una cifra redonda: mil. De momento llevo 37 Km en diez días, que está ligeramente por encima del objetivo. Ya veremos.

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