sábado, 21 de mayo de 2011

Volando en el A380: bar, cama y motores averiados

El pepino volante en Heathrow
Hoy ha sido un día largo. Muy largo.
A falta de un criterio mejor, mi día termina cuando me meto a la cama a dormir. Y eso lo hice por última vez en Londres, y era lunes. El martes me levanté, preparé la maleta y me fui a pasar el día a la London Wine Fair. Por la noche me monté en el avión y he llegado a Melbourne el viernes a las 6 de la mañana con un jetlag de los buenos. Y es que con tantas emociones en el vuelo no he pegado ojo.

Para empezar el avión. Grande, y lleno de actividades. ¿Quién se puede estar quieto en el asiento teniendo un bar? Yo no. No es nada del otro jueves, pero por lo menos es más entretenido que ver una película doblada al mexicano o vídeos de cámara oculta. Y cuando te has tomado un par de vinos, el sistema que tienen los asientos de mensajería instantánea entre pasajeros se convierte en algo muy divertido.

El bar antes del incidente
Lo de las camas en este avión es algo méramente anecdótico. La clavada que pegan por una suite es algo que supongo que me quitaría el sueño. Aunque no tanto como lo del motor.
Y mira que ya sabía yo que los motores Rolls en estos aviones fallan bastante. De hecho, hace una semana tuvieron que hacer un aterrizaje de emergencia en Hong Kong porque algo no iba fino con el fuselaje. Esta vez el problema se resolvió sacrificando a un mecánico, porque en Singapur se metieron dos tíos en el motor y sólo salió uno. Pero al menos conseguimos llegar de una pieza.

Ahora me quedan casi tres semanas por Australia (Melbourne, Adelaide y Sídney) antes de volver a montarme en el pepino volante. Ya os iré contando.

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