jueves, 8 de julio de 2010

Vuelta a casa

Parecía un viaje largo, pero al final todo se acaba.
Ahora mismo estoy en el aeropuerto de Singapur, preparándome psicológicamente para meterme otra panzada de 13 horas de vuelo (después de las 8 que ya llevo) y eso sólo para llegar a París, que luego tengo otras dos a Bilbao en uno de esos autobuses con alas. En total 32 horas después de despegar de Adelaida llegaré a mi casa.
Recordadme que os cuente lo del azafato (bueno, tripulante de cabina de pasajeros como se dice ahora) de Qantas. Con más pluma que Toro Sentado. De hecho al indicarnos las salidas de emergencia se ha hecho un lío con los brazos que casi se los tenemos que desanudar... y nos os digo nada con lo del chaleco salvavidas y el tubito para terminar de inflarlo. Y con la mascarilla de oxígeno. Si es que su repertorio no tenía límite.
Bueno, me voy a cenar un poquito de sushi, que aquí el pescado es muy bueno.

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