martes, 27 de octubre de 2009

El valle de la Bekaa

Hoy Maya y yo hemos ido a visitar el valle de la Bekaa, a unos 30 Km de Beirut. Esta es la principal zona agrícola del Líbano y una de las pocas áreas llanas que he visto desde que llegué.
El valle se extiende hacia el norte unos 120 Km y pasa por la famosa ciudad de Baalbek, antiguamente conocida como Heliópolis. Aunque está bastante cerca de Beirut no hemos subido hasta allí, principalmente porque las distancias aquí son muy relativas: las carreteras son un auténtico desastre y este es el país que menos respeta las normas de conducción de los que conozco (y mira que he estados en sitios chungos).
Para que os hagáis una pequeña idea de lo que hablo:
  • Al cruzar la calle hay que estar al 120% de capacidad de atención y reacción. Los coches no sólo no frenan, casi siempre aceleran y normalmente cambian de trayectoria para ir hacia donde estás parado y tan acojonadillo como Paco Martínez Soria en "La ciudad no es para mí". Supongo que lo hacen porque te tienes que mover y así dejas esa zona libre. Si fueran hacia donde no estás, corren el riesgo de que te muevas hacia allí y te atropellen. Pero eso es sólo una teoría. El caso es que se pasa mucho miedo. Aunque en Damasco hacían lo mismo y sobrevivimos.
  • No hay semáforos. Da igual, tampoco los respetarían.
  • No hay líneas de separación de carriles. De hecho no pintan el asfalto. El tráfico se regula solo. Si vienen de un sentido más que de otro se montan otro carril.
  • La prioridad en los cruces, o en los cambios de sentido que te montes en la mitad de la carretera etc... viene marcada por los cojones que le eches al tema. En Egipto se basaba en el tamaño del vehículo: los camiones y autobuses hacen lo que les da la gana, etc... En Siria lo mejor era tener el coche hecho una mierda (te cruzas y el que tenga un coche nuevo seguro que no se quiere chocar contra tí) Pues aquí hay que echarle dos pelotas. Ante la duda, acelerar, sacar el brazo por la ventanilla, pitar y que se acojonen. Hoy mismo Maya (con su Fiat 500) se ha cruzado en el medio de la carretera mientras una hormigonera enorme venía a por nosotros (yo ya estaba viendo a la huesuda con su guadaña) y no ha me ha pasado nada.
  • Y encima hay motocicletas a cascoporro.
Bueno, que uno no se aburre por aquí.
La comida como siempre excelente y los dulces una auténtica pasada. Hay uno con una especie de queso fresco, pero en plan grumoso, almendras, pistachos y miel que quita el sentido. Ya me he comido tres de esos y no he salido ni un día a correr, así que se me está borrando el six pack.
Bueno, me despido que me espera mi calle Gemayze.
مع السلامة

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