domingo, 4 de abril de 2010

Semana Santa en Irlanda (del Norte)

Desde que Enrique VIII fue excomulgado por casarse con Ana Bolena y rompió las relaciones con la iglesia católica, las fiestas religiosas en el Reino Unido no coinciden con las nuestras. Este hecho, junto con que no miré el calendario a la hora de confirmar la reunión trimestral con Diageo ha hecho que tenga que trabajar en Semana Santa.
Llegar a Irlanda del Norte es tan complicado como hacerlo a Escocia. Desde que la bendita crisis llegó a nuestras tierras recortando el número de vuelos, hay que pasarse media vida en el aeropuerto haciendo escala. Así que tras pasar cuatro horas en Heathrow, pude poner rumbo a Belfast.
Bushmills, el pueblo al que nos dirigimos, está en la costa norte a unos seis "valles" de distancia de Belfast y es famoso principalmente porque en su costa está la famosa Calzada del Gigante. Una formación de columnas de basalto realmente impresionante.

La leyenda cuenta que en Irlanda y en Escocia vivían dos gigantes. El irlandés construyó un camino de piedras para poder pasar a Esocia, pero después de tanto trabajo estaba tan agotado que se quedó dormido. El escocés, una vez que vió el camino se dispusó a cruzar al otro lado a matar a su rival. La mujer del irlandés se escuchó sus pasos e ideó un plan para proteger a su esposo: disfrazarlo de bebé para que su enemigo pensara que el padre de ese bebé sería tan grande que se marcharía asustado. Y funcionó. Cuando el gigante escocés vió un bebé tan enorme, pensó que padre sería como poco tres veces más grande y se fué corriendo, y en su huída hundió las rocas en el mar para que no pudieran perseguirle. El caso es que en Escocia, en la gruta de Fingal, existen esas mismas columnas de basalto.
Calzadas aparte, no hay gran cosa en Bushmills aparte de la destilería que lleva su mismo nombre y que fue fundada hace más de 400 años. La visita a la destilería es muy interesante, y como souvenir me llevé una caja de trufas con whisky, que para cuando leais estas líneas habrán desaparecido.
El vuelo de vuelta, via Londres y con destino Bilbao, fue de nuevo un desastre. Ya sabéis lo que pasa en Bilbao cuando sopla viento del sur... que el avión de pone en modo montaña rusa ;-) Cuando tenga un poco de tiempo tengo que preparar una lista de los peores aeropuertos en los que he estado, que seguro que tiene bastante gracia.

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